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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Clio Williams, un coche que marco una epoca dorada

El primer Clio Williams nació en el año 1993 para celebrar la victoria de la escudería Williams-Renault el año anterior a manos de Nigel Mansell. Aquél modelo fue un éxito rotundo y multiplicó la producción prevista para hacer frente a la demanda. Bajo el capó se escondía un 2.0 atmosférico de 145 CV que movía con agilidad a un coche que superaba por poco los 1.000 kilos de peso. En esta entrada de nuestro blog de motor os contaremos un poco más sobre el.

Estoy seguro que mucha gente en algún momento ha pensado la típica frase “ya no se hacen coches como los de antes”. Aún recordaran cuando en el año 1993, la firma francesa Renault sacó a la venta el Clio Williams. ¿Quien no lo conocía a mediados de los 90 cuando llegó al país? Jovenes, hombres, mujeres, viejos, todos sabían de su existencia. 

El motivo real de su puesta por este pequeño no era otro que la posibilidad de homologación para su vehículo de competición en los rallyes, que exigía una serie mínima de 2.500 unidades de serie fabricadas con ciertas especificaciones compartidas con el de carreras.


Sin embargo, ni ellos mismos se podían imaginar el éxito que este tendría, lo qual les llevó a producir un total de 12.100 unidades de las tres fases de este modelo de producción. Sin lugar a dudas, el éxito de ventas llegó, en gran parte, gracias al ilustre apellido que le acompañaba “Williams”. Sin embargo, el logo de ‘Williams’ fue lo único que aportó el glorioso equipo de Fórmula 1, que por aquel entonces montaba motores Renault- la escudería británica no estuvo relacionada con el desarrollo de este modelo especial, imaginar como podría haber acabado, pese a eso tampoco hizo mucha falta.

La base del Clio Williams era un Renault Clio 1.8 16V, modelo hasta ese momento tope de gama y versión más deportiva. Lo más destacable fue la evolución del motor del Clio 16V, que pasó de 1,8 litros de cilindrada a los 2 litros. Las modificaciones eran tan profundas que casi se podía hablar de un motor distinto. Las válvulas, las levas  y el cigüeñal eran diferentes y se modificaron buscando un rendimiento superior, con un mayor tacto a coche de carreras, y vaya que si lo consiguieron.

El Williams no tenía problemas en mostrar lo que era, no escondía su objetivo de ser un coche diseñado para aportar sensaciones a su conductor, para ser efectivo en conducción deportiva y competición. Buena prueba de ello es que este Clio no podía montar, elementos como el airbag, el aire acondicionado o, incluso, un sistema antibloqueo de frenos ABS y carecía del sistema eléctrico de los espejos y los elevalunas, todo para bajar al máximo su peso en báscula hasta llegar a los apenas 1.000kg.

De este Williams, se hicieron múltiples versiones de carreras. Desde un Grupo N, que alcanzaba los 165 CV, pasando por un Grupo A, con entre 205 y 220 CV. Pero sin lugar a dudas, el más recordado por todos los aficionados es el Renault Clio Williams Maxi Kit Car, que alcanzaba una potencia de, nada menos, que 250 CV. Este último fue uno de los representantes de una época dorada en los rallyes. Su aspecto era muy agresivo gracias a las aletas delanteras y traseras ensanchadas, así como su alerón trasero. Cualquier aficionado al mundo del motor recuerda con añoranza y nostalgia aquel Williams Maxi gris que en manos del piloto Jean Ragnotti era capaz de derrotar a cualquier que se le pusiera delante, a la par que deleitar a los aficionados y espectadores del mundo del motor con sus espectaculares maniobras y derrapes.

Pero como todo, no todo eran puntos positivos para el Clio Williams. El hecho de ser un coche tan radical, con una suspensión tan firme que le hacía muy nervioso y a la ausencia de ABS, le valió el adjetivo de potencialmente peligroso para novatos. Éste no era y por suerte no es un coche para principiantes y noveles, sino una coche capaz de devorar carreteras de montaña, como quien devora cualquier autovia pero exigiendo a su conductor lo mejor de sí, para no acabar contra los muros.

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